Introducción
María Josefina Isabel Catez nace en Avor, Francia el 18 de julio de 1880. Su padre es militar. Se llama Francisco. Su madre es María Rolland. Tendrá una hermana menor, Margarita.
El 2 de octubre de 1887 muere su padre. Ella tiene siete años. La familia tendrá que vivir únicamente de la pensión de la viuda en estrecheces. Dejan el campo militar de Avor y se trasladan definitivamente a Dijon. Se instalan cerca del monasterio femenino de las Carmelitas, hijas de santa Teresa de Jesús.
El 8 de junio de 1891 hace la primera comunión. Los tres componentes de la familia van a visitar a las vecinas Carmelitas. La Priora le explica que Isabel significa “casa de Dios”. Nunca lo olvidará. Será el germen de su vivencia espiritual: saberse habitada por Dios.
Isabel, durante este largo y martirial tiempo, vive en progresiva intensidad la presencia del Dios trino en la profundidad de su persona. Pero también vive una preocupación apostólica fuerte en torno a los acontecimientos o a las actividades catequéticas de su parroquia de san Miguel de Dijon. Participará en las excursiones típicas de su época e incluso sabrá disimular su vivencia espiritual y su irrevocable decisión de entrar en el Carmelo, participando con elegancia en las reuniones de la sociedad.
El 2 de agosto de 1901 franquea, por fin, la anhelada puerta del Carmelo. Tiene 21 años. En adelante se llamará Isabel de la Trinidad. Profesará el 11 de enero de 1903.
En el Carmelo teresiano encontrará terreno inmejorable para completar su ya fuerte vivencia espiritual. La conciencia vivida de ser habitada por la Trinidad, le llevará a ser, como respuesta, la “alabanza eterna de sus Tres”, “su alabanza de gloria”; quiere ya ser, desde la tierra, la alabanza que eternamente entonará en la gloria. Por eso querrá llamarse a sí misma “Alabanza de gloria”. Lo copiará de su autor bíblico preferido, san Pablo. Lo copiará literalmente de la Biblia latina: “Laudem gloriae”.
Pero esta fuerte vivencia interior no le alienará de la realidad. Ni del mundo ni de su comunidad. La vivirá intensamente. Y su transformación en los Tres pasará por un calvario y una muerte semejantes a Cristo. Nada de triunfalismos fáciles ni de muertes gloriosas de amor. Ese deseo inicial será purificado y aceptará ser el Cristo del evangelio, a quien le ha prestado Isabel la propia humanidad, hasta en la muerte: “ser conforme a la muerte de Cristo”.
El 21 de noviembre de 1904 sintetiza Isabel su carisma espiritual y su vivencia íntima en un breve escrito, titulado «Elevación a la Trinidad». Pero también escribirá otros tratados breves, junto a una abundante correspondencia epistolar. Será alma de ideas claras, nucleares, pocas, de progresiva penetración.
Muere el 9 de noviembre de 1906.
Sus escritos han sido últimamente publicados en castellano por “El Monte Carmelo”, Burgos. Su cuarta edición, igual a la tercera, lleva estos títulos: Diario espiritual, Excursiones al Jura. Voto de virginidad. Elevaciones espirituales, Tratados espirituales. Epistolario (301 cartas). Misivas espirituales. Palabras luminosas. Oraciones, Composiciones poéticas.
ESTRUCTURA GENERAL DE LA ASIGNATURA
Unidad primera: PERSONALIDAD
Unidad segunda: LÍNEAS FUNDAMENTALES
Unidad tercera: RESONANCIAS BÍBLICAS
Unidad cuarta: PURIFICACIÓN DE LA FE
Unidad quinta: LAUDEM GLORIAE